(Fotografía de Uri Vagham, La Habana, 2003)

domingo, 19 de abril de 2015

El PPSOE contra Venezuela: si hay algo peor que una estupidez es una estupidez fuera de tiempo

Eneko,(tomado del Blog de Fernando Maura)


No es cierto que la situación política en España esté dominada por el bipartidismo. En realidad es el monopartidismo lo que define esta penosa realidad. Si analizamos esta situación con algo de detalle y aislándonos de las falsas y manipuladoras cortinas de humo que emiten los medios de comunicación controlados por el gran capital y los poderes financieros, o sea, todos, no sería muy difícil entender que ambas formaciones políticas que se alternan en el poder son en realidad una sola. Y lo es porque representan un solo pensamiento y una única manera de entender y construir (¿destruir?) esta sociedad. En lo fundamental, vamos. El sistema en sí, este sistema  injusto exterminador de los derechos de la gente, que protege a los bancos y a sus intereses sobre los de las personas (el asunto de los desahucios y el escándalo que provoca en otros países menos depredadores de los derechos sociales es un ejemplo de lo que digo), es defendido por igual, con uñas y dientes, por los dos supuestamente antagónicos partidos políticos. Es más, si me apuran diré que en las épocas en que gobierna el PSOE aún le va mejor al poder financiero  y a todo lo que representan los intereses político-militares de EEUU (léase OTAN). Necesitan, eso sí, permanentemente fingir que son distintos e, incluso, opuestos, y para ello la colaboración de unos medios controlados por quienes les dirigen a ellos también, los que lo dominan todo, es fundamental. Y juegan al teatro de remarcar las diferencias, que casi siempre se plantean en temas intrascendentes, anecdóticos o, simplemente, en aquéllos que nunca ponen este sistema en entredicho. Es decir, mucha cosmética y pocas diferencias reales. Por eso la aparición de nuevos partidos que no han participado de ese consenso tácito genera tanto vértigo entre ellos y entre sus mentores.

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Un votante del PSOE que deja de serlo no es, ni más ni menos, que una persona consciente que ha llegado a esta conclusión. Que lo ha visto clatro. Que se ha dado cuenta de que eso que él pensaba de que había que transformar la sociedad es un anhelo que abandonó, hace años -¡Ay Felipe de mi vida!- ese partido. Los que no son conscientes o a los que les basta con las meras diferencias cosméticas –los que dicen: “que ganen los míos aunque sea en el último minuto y de penalti injusto”- conforman ese residuo electoral del PSOE que ha aflorado en las encuestas desde los nefastos días de ZP.
La política internacional es una de esas cuestiones en que solo se plantea el pensamiento único. Sin paliativos, y más que en ninguna otra, a la mayor gloria e interés de los objetivos imperiales de EEUU. Los últimos actos de poder de ZP (amnistía a banqueros corruptos y la plena y determinante inclusión de España en el agresivo y amenazante escudo de misiles de la OTAN) así lo atestiguan. La payasada protagonizada por ese partido y su nuevo líder, Sánchez, apoyando al PP en la insultante e intervencionista exigencia dirigida a Venezuela sobre los detenidos de extrema derecha en ese país por instigar actos de violencia, a mayor gloria del tío Sam, es solo una muestra más de ello. Y a eso vamos.

Si hay algo peor que un político estúpido es un político estúpido haciendo cosas a destiempo. Al día siguiente de que 33 de 35 países de América condenaran las políticas intervencionistas de Obama con Venezuela, delante de este, durante el plenario de la Cumbre de Las Américas celebrada en Panamá, en lo que podemos decir que haya sido el mayor baño de rechazo colectivo que haya soportado un emperador moderno en la historia contemporánea (el presidente estadounidense se fue del plenario para no tener que oír las dos últimas intervenciones, pues sin duda pensó que no podría soportar más humillación) (ver http://bit.ly/1HDp4mW y  http://bit.ly/1I697n6), al mismitico día siguiente de que eso ocurriera, los patéticos miembros del partido único que no-nos-representan se desmarcaron con un nuevo intento de agresión a la independencia y a la soberanía de Venezuela. Pónganse en el contexto. Es como si uno sale a pelear contra otros tan feliz y confiado porque acompaña al más fuerte, ya que uno es un tracatán deplorable y así lo asume, y cuando al fuerte le han dado lo suyo, en vez de retirarse discretamente se queda solo ante los enemigos victoriosos vociferando más insultos. ¿Qué puede pasar? Exactamente eso, que a uno le den hasta por donde ni se imaginaba. La pregunta sería: ¿qué les pasó a estos torpes? Y añado yo desde la curiosidad, podemos decir, “técnica”, ¿cómo se puede justificar, además de la estupidez, la inadecuada extemporaneidad?  Es difícil de calibrar. Porque incluso sorprendieron a su propio mentor. Me inclino a pensar que fueron demorando el tema en la agenda por “falta de hueco” (indudablemente que ante los horrores de la política nacional este es un asuntito menor, requerido por quienes mandan, no digo que no, pero indudablemente de escasa categoría, un compromiso, vamos), hasta no darse cuenta de que el intento de injerencia ya estaba fuera de tiempo y lugar. En este asunto no debe descartarse que leyendo el diario El País u oyendo la Cadena Ser, portavoces de ese pensamiento único que ellos representan en la política, hayan sido víctimas también de la manipulación y la mentira y hayan creído que era cierto ese esperpento de noticia difundida por aquéllos de que Obama había triunfado en la Cumbre de las Américas  y que Venezuela se  había quedado sola en el contexto del continente (ver http://bit.ly/1FKXwd9). Las mentiras masivas es lo que tienen, que al final se las cree hasta el que las promueve.

Hace mucho que desconfío de los que sólo encuentran atentados y  atropellos contra los DDHH y la democracia en aquéllos países que se distinguen por poner en marcha políticas de decencia redistributiva que reducen la pobreza. Sé que me quieren engañar y reírse de mí cuando compruebo, además, que nunca ven esos mismos problemas en ellos mismos (España o EEUU) o en sus amigos (Israel, Arabia Saudita, México, Honduras, Colombia),  por más que entre estos y aquéllos haya auténticos regímenes criminales  o estén dirigidos por los peores dictadores. No, en estos no ven problemas. O al menos, no firman indignadas declaraciones contra ellos. Son así de fantoches. Y tal como se lo mandan, así lo hacen. Y se ponen a defender a ultraderechistas golpistas y promotores de actos violentos, como  Leopoldo López, (ver cuando este “demócrata”  intervino en la detención del Ministro del Interior legítimo de Venezuela durante el golpe del Estado contra Chávez en 2002, aquí http://bit.ly/1fwhKrk) y Antonio Ledezma (ver su penoso historial de violencia política aquí http://bit.ly/1zsAzX9).  Ambos, coherentes con sus turbios y criminales antecedentes, están involucrados en las actuaciones violentas que produjeron más de 40 muertos (casi todos policías y chavistas, claro) en el año 2014, así como en el reciente intento de golpe de Estado contra el gobierno legítimo y democráticamente elegido de Venezuela.  

Cuando alguien dice lo que no debe decir, escucha lo que no quiere escuchar. Y eso les paso a estos patanes del  PPSOE. Se merecerían que los venezolanos, en justa correspondencia injerencista, les recordaran que una situación parecida se vive aquí con algún dirigente político opositor, preso por orden de la justicia supuestamente por sus vínculos con la violencia, como es el caso de Arnaldo Otegi. Pero Maduro es tan discreto y comedido que jamás lo hizo. Por un respeto que ellos no han mostrado nunca. ¿Se imaginan las cosas que hubiéramos tenido que oír aquí si eso hubiera ocurrido?
Son intervencionistas porque siguen viviendo en un mundo irreal (¡cuánto daño les ha hecho Prisa y su propia incapacidad de fabricarse una realidad cercana a los hechos contrastando todas las fuentes, incluso las que no vienen sesgadas!), regodeándose con su etnocentrismo, con su racismo, con su clasismo y con su colonialismo rancio y anticuado. Y así les va. Les han recordado que más vale que se preocupen de los problemas de aquí, del paro, de los desahucios, del desmantelamiento de la sanidad y la educación públicas, de la pobreza más lacerante que afecta ya a un tercio de los niños de este país, del insoportable incremento de la desigualdad, de la profunda desafección de la gente hacia lo que ellos, las élites más corruptas de occidente, representan, pero siguen igual, empecinándose, erre que erre, en meter las narices, y no dudo que los euros que nos roban, en la casa de otros que no participan de esas políticas detestables, promoviendo en ellas  la violencia y el caos.

Nada tienen que reclamar estas élites corruptas a nadie y menos a Venezuela. Maduro, hay que reconocerlo, tiene razón. La defensa enérgica de la independencia de su país es un grito por el derecho de los pueblos a vivir sin tutelas. Y, en ese grito, se ha encontrado con el respaldo de toda América Latina.

Da pena Sánchez Castejón. Vive en un estado confusional permanente. La nefasta tarde de la que hablo se equivocó dos veces: al votar a favor de la reforma del PP de la ley del aborto y, después, al hacerlo contra Venezuela. Menos mal que el elector consciente bien informado no se va a equivocar con él ni con su partido el día que le toque.


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Nota del Autor 1. En plena Cumbre de Las Américas de Panamá se hizo pública una declaración signada por 23 expolíticos derechistas de España y América,  en la actualidad casi todos flamantes consejeros delegados de las multinacionales más esquilmadoras del mundo, condenando a Venezuela en la misma tónica intervencionista comentada. Destacaban entre los firmantes, cómo no, junto a prendas tan significadas como Álvaro Uribe (¿este señor puede hablarle de DDHH a otros? y ¿qué opinan de su compañía los otros firmantes?) dos multilmillonarios españoles, Felipe González y Aznar (¿ven lo que les digo del partido único?). Me han contado que algún otro, como Henrique Cardoso, sintió vergüenza ajena cuando se lo propusieron, en especial al ver los nombres de algunos de los demás signatarios, negándose a firmar. Cuestión de estómago. El ex-secretario general del PSOE lo tiene más grande. Casi a la vez, Maduro presentaba en Panamá la firma de respaldo de más de 10 millones de venezolanos. Valga esta contraposición tan desproporcionada  para evidenciar dónde están las posiciones de cada cual, dónde sus apoyos  y  lo que para unos (multimillonarios derechistas) y para otros (el pueblo)  significa la democracia y la preeminencia de la opinión de unos, los de la “pata negra”, sobre la de la plebe. Que los antiguos dirigentes de América Latina piensen de una forma tan diferente a los actuales nos devuelve la imagen de una realidad que alerta sobre los enormes cambios que se están produciendo en aquél continente. Y lo patético que resultan los representantes de lo viejo en su incapacidad de verlos y de admitir que el mundo de injusticia que ellos construyeron es, cada vez más, una imagen del pasado.


Nota del Autor 2. El Presidente de Venezuela ha denunciado la existencia de un eje Miami-Madrid-Bogotá como conspirador contra la democracia venezolana. Políticos de extrema derecha de EEUU, Colombia y del partido único de España participan de esta ignominia. Al igual que en España, el cinismo sobre este tema, este esperpento, es fácilmente visualizable en Colombia. Casi el mismo día en que los senadores de Uribe proponían una declaración contra Venezuela calcada a la española (es lo que tiene compartir guionista, que las películas les salen iguales) los periódicos de ese país informaban del caso de un exgobernador preso por su participación en varios asesinatos (ver http://bit.ly/1cJTbNJ) y del hecho de que en el primer trimestre de este años fueron atacados en aquél país 295 defensores de los DDHH resultando 19 de ellos asesinados (ver http://bit.ly/1D1kKHe). Aún no entiendo por qué el parlamento venezolano no emite una nota de protesta por la situación de los DDHH en Colombia y solicita, además, la liberación de los presos políticos. Con España, ya se dijo, podría hacer lo mismo, para bochorno del mundo entero  y de los zafios que nos gobiernan. 

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