Eneko,(tomado del Blog de Fernando Maura) |
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Un votante del PSOE que deja de serlo no es, ni más ni
menos, que una persona consciente que ha llegado a esta conclusión. Que lo ha
visto clatro. Que se ha dado cuenta de que eso que él pensaba de que había que
transformar la sociedad es un anhelo que abandonó, hace años -¡Ay Felipe de mi
vida!- ese partido. Los que no son conscientes o a los que les basta con las meras
diferencias cosméticas –los que dicen: “que ganen los míos aunque sea en el
último minuto y de penalti injusto”- conforman ese residuo electoral del PSOE que
ha aflorado en las encuestas desde los nefastos días de ZP.
La política internacional es una de esas cuestiones en que
solo se plantea el pensamiento único. Sin paliativos, y más que en ninguna
otra, a la mayor gloria e interés de los objetivos imperiales de EEUU. Los
últimos actos de poder de ZP (amnistía a banqueros corruptos y la plena y
determinante inclusión de España en el agresivo y amenazante escudo de misiles
de la OTAN) así lo atestiguan. La payasada protagonizada por ese partido y su
nuevo líder, Sánchez, apoyando al PP en la insultante e intervencionista exigencia
dirigida a Venezuela sobre los detenidos de extrema derecha en ese país por
instigar actos de violencia, a mayor gloria del tío Sam, es solo una muestra más
de ello. Y a eso vamos.
Si hay algo peor que un político estúpido es un político
estúpido haciendo cosas a destiempo. Al día siguiente de que 33 de 35 países de
América condenaran las políticas intervencionistas de Obama con Venezuela,
delante de este, durante el plenario de la Cumbre de Las Américas celebrada en
Panamá, en lo que podemos decir que haya sido el mayor baño de rechazo colectivo
que haya soportado un emperador moderno en la historia contemporánea (el
presidente estadounidense se fue del plenario para no tener que oír las dos últimas
intervenciones, pues sin duda pensó que no podría soportar más humillación)
(ver http://bit.ly/1HDp4mW y http://bit.ly/1I697n6), al mismitico día siguiente de que eso ocurriera,
los patéticos miembros del partido único que no-nos-representan se desmarcaron con un nuevo intento de agresión
a la independencia y a la soberanía de Venezuela. Pónganse en el contexto. Es
como si uno sale a pelear contra otros tan feliz y confiado porque acompaña al
más fuerte, ya que uno es un tracatán
deplorable y así lo asume, y cuando al fuerte le han dado lo suyo, en vez de
retirarse discretamente se queda solo ante los enemigos victoriosos vociferando
más insultos. ¿Qué puede pasar? Exactamente eso, que a uno le den hasta por
donde ni se imaginaba. La pregunta sería: ¿qué les pasó a estos torpes? Y añado
yo desde la curiosidad, podemos decir, “técnica”, ¿cómo se puede justificar,
además de la estupidez, la inadecuada extemporaneidad? Es difícil de calibrar. Porque incluso
sorprendieron a su propio mentor. Me inclino a pensar que fueron demorando el
tema en la agenda por “falta de hueco” (indudablemente que ante los horrores de
la política nacional este es un asuntito menor, requerido por quienes mandan,
no digo que no, pero indudablemente de escasa categoría, un compromiso, vamos),
hasta no darse cuenta de que el intento de injerencia ya estaba fuera de tiempo
y lugar. En este asunto no debe descartarse que leyendo el diario El País u
oyendo la Cadena Ser, portavoces de ese pensamiento único que ellos representan
en la política, hayan sido víctimas también de la manipulación y la mentira y
hayan creído que era cierto ese esperpento de noticia difundida por aquéllos de
que Obama había triunfado en la Cumbre de las Américas y que Venezuela se había quedado sola en el contexto del
continente (ver http://bit.ly/1FKXwd9). Las
mentiras masivas es lo que tienen, que al final se las cree hasta el que las
promueve.
Hace mucho que desconfío de los que sólo encuentran atentados
y atropellos contra los DDHH y la
democracia en aquéllos países que se distinguen por poner en marcha políticas de
decencia redistributiva que reducen la pobreza. Sé que me quieren engañar y reírse
de mí cuando compruebo, además, que nunca ven esos mismos problemas en ellos
mismos (España o EEUU) o en sus amigos (Israel, Arabia Saudita, México,
Honduras, Colombia), por más que entre estos y
aquéllos haya auténticos regímenes criminales
o estén dirigidos por los peores dictadores. No, en estos no ven
problemas. O al menos, no firman indignadas declaraciones contra ellos. Son así
de fantoches. Y tal como se lo mandan, así lo hacen. Y se ponen a defender a ultraderechistas
golpistas y promotores de actos violentos, como
Leopoldo López, (ver cuando este “demócrata” intervino en la detención del Ministro del
Interior legítimo de Venezuela durante el golpe del Estado contra Chávez en
2002, aquí http://bit.ly/1fwhKrk) y Antonio
Ledezma (ver su penoso historial de violencia política aquí http://bit.ly/1zsAzX9). Ambos, coherentes con sus turbios y criminales
antecedentes, están involucrados en las actuaciones violentas que produjeron
más de 40 muertos (casi todos policías y chavistas, claro) en el año 2014, así
como en el reciente intento de golpe de Estado contra el gobierno legítimo y
democráticamente elegido de Venezuela.
Cuando alguien dice lo que no debe decir, escucha lo que no
quiere escuchar. Y eso les paso a estos patanes del PPSOE. Se merecerían que los venezolanos, en
justa correspondencia injerencista, les recordaran que una situación parecida
se vive aquí con algún dirigente político opositor, preso por orden de la
justicia supuestamente por sus vínculos con la violencia, como es el caso de
Arnaldo Otegi. Pero Maduro es tan discreto y comedido que jamás lo hizo. Por un
respeto que ellos no han mostrado nunca. ¿Se imaginan las cosas que hubiéramos tenido
que oír aquí si eso hubiera ocurrido?
Son intervencionistas porque siguen viviendo en un mundo irreal
(¡cuánto daño les ha hecho Prisa y su propia incapacidad de fabricarse una
realidad cercana a los hechos contrastando todas las fuentes, incluso las que
no vienen sesgadas!), regodeándose con su etnocentrismo, con su racismo, con su
clasismo y con su colonialismo rancio y anticuado. Y así les va. Les han recordado
que más vale que se preocupen de los problemas de aquí, del paro, de los desahucios,
del desmantelamiento de la sanidad y la educación públicas, de la pobreza más lacerante
que afecta ya a un tercio de los niños de este país, del insoportable
incremento de la desigualdad, de la profunda desafección de la gente hacia lo
que ellos, las élites más corruptas de occidente, representan, pero siguen igual,
empecinándose, erre que erre, en meter las narices, y no dudo que los euros que
nos roban, en la casa de otros que no participan de esas políticas detestables,
promoviendo en ellas la violencia y el
caos.
Nada tienen que reclamar estas élites corruptas a nadie y menos a Venezuela. Maduro, hay que reconocerlo, tiene razón. La defensa enérgica de la independencia de su país es un grito por el derecho de los pueblos a vivir sin tutelas. Y, en ese grito, se ha encontrado con el respaldo de toda América Latina.
Da pena Sánchez Castejón. Vive en
un estado confusional permanente. La nefasta tarde de la que hablo se equivocó
dos veces: al votar a favor de la reforma del PP de la ley del aborto y,
después, al hacerlo contra Venezuela. Menos mal que el elector consciente bien informado no se va a
equivocar con él ni con su partido el día que le toque.
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Nota del Autor 1. En plena Cumbre de Las Américas de Panamá
se hizo pública una declaración signada por 23 expolíticos derechistas de
España y América, en la actualidad casi
todos flamantes consejeros delegados de las multinacionales más esquilmadoras
del mundo, condenando a Venezuela en la misma tónica intervencionista
comentada. Destacaban entre los firmantes, cómo no, junto a prendas tan significadas
como Álvaro Uribe (¿este señor puede hablarle de DDHH a otros? y ¿qué opinan de
su compañía los otros firmantes?) dos multilmillonarios españoles, Felipe González
y Aznar (¿ven lo que les digo del partido único?). Me han contado que algún
otro, como Henrique Cardoso, sintió vergüenza ajena cuando se lo propusieron,
en especial al ver los nombres de algunos de los demás signatarios, negándose a
firmar. Cuestión de estómago. El ex-secretario general del PSOE lo tiene más grande. Casi a la vez, Maduro presentaba en Panamá la firma de respaldo de más
de 10 millones de venezolanos. Valga esta contraposición tan desproporcionada para evidenciar dónde están las posiciones de
cada cual, dónde sus apoyos y lo que para unos (multimillonarios
derechistas) y para otros (el pueblo) significa la democracia y la preeminencia de
la opinión de unos, los de la “pata negra”, sobre la de la plebe. Que los antiguos dirigentes de América Latina piensen de una forma tan diferente a los actuales nos devuelve la imagen de una realidad que alerta sobre los enormes cambios que se están produciendo en aquél continente. Y lo patético que resultan los representantes de lo viejo en su incapacidad de verlos y de admitir que el mundo de injusticia que ellos construyeron es, cada vez más, una imagen del pasado.
Nota del Autor 2. El Presidente de Venezuela ha denunciado la
existencia de un eje Miami-Madrid-Bogotá como conspirador contra la democracia
venezolana. Políticos de extrema derecha de EEUU, Colombia y del partido único
de España participan de esta ignominia. Al igual que en España, el cinismo
sobre este tema, este esperpento, es fácilmente visualizable en Colombia. Casi
el mismo día en que los senadores de Uribe proponían una declaración contra Venezuela
calcada a la española (es lo que tiene compartir guionista, que las películas
les salen iguales) los periódicos de ese país informaban del caso de un exgobernador
preso por su participación en varios asesinatos (ver http://bit.ly/1cJTbNJ) y del hecho de que en
el primer trimestre de este años fueron atacados en aquél país 295 defensores
de los DDHH resultando 19 de ellos asesinados (ver http://bit.ly/1D1kKHe). Aún no entiendo por
qué el parlamento venezolano no emite una nota de protesta por la situación de
los DDHH en Colombia y solicita, además, la liberación de los presos políticos.
Con España, ya se dijo, podría hacer lo mismo, para bochorno del mundo
entero y de los zafios que nos
gobiernan.
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