(Fotografía de Uri Vagham, La Habana, 2003)

viernes, 17 de febrero de 2012

Cooperación Cuba-Venezuela en salud: un ejemplo de colaboración horizontal que beneficia a quienes más lo necesitan

Javier Segura está publicando en el blog  "Salud Pública y algo más" una serie de artículos sobre la situación del Sistema Sanitario venezolano, que son el resultado de su visión de la realidad obtenida en una reciente visita a ese país. En él se aborda con fundamento y ecuanimidad la aportación de los profesionales cubanos de la salud al desarrollo sanitario de ese país y  su esfuerzo por acabar con la situación de exclusión de la salud que padecen aún millones de ciudadanos en el país bolivariano. En el titulado 
  "Medicina Integral Comunitaria (MIC): formación médica alternativa en Venezuela"   (ver en: http://www.madrimasd.org/blogs/salud_publica/2012/01/22/133033analiza el Programa "Barrio Adentro"  y la contribución de Cuba a la formación de profesionales de la salud. 
En uno de los comentarios que han dejado los lectores, Juan I. Gaviria aporta sus puntos de vista sobre ello, introduciendo algunas dudas sobre esa colaboración, sugiriendo no sólo oscuridad en sus fines sino también que se trate de un peaje político del Gobierno de Chavez a Cuba para financiar al bloqueado país antillano de forma injustificada y en perjuicio de Venezuela. Copio a continuación el comentario que he "colgado" en esa página (y que podéis leer directamente si entráis en ella) en contestación a esas insinuaciones. 
Como en las actuaciones de los aspirantes a cantantes que salen por la radio, se lo dedico con todo el cariño y la admiración a mis amigos cubanos que tanto y tan bien han luchado durante decenios para que todos los pueblos del mundo alcancen el justo y merecido derecho a una atención de salud digna y de calidad.


Comentario el 15 febrero 2012 @ 10:39

Estimado amigo:

Permíteme algunos comentarios que me ha suscitado la relectura de tus interesantes artículos y la de algunas aportaciones que han dejado otros lectores.

No cabe duda de que el marco en el que se instaura el trabajo de los profesionales cubanos dentro del Programa “Barrio Adentro” es el de la Cooperación Internacional.
En concreto, la modalidad de cooperación que se denomina “bilateral”: uno de los países contribuye con fondos para desarrollar proyectos (o da asesoría técnica, o aporta recursos humanos) y el otro devuelve esta aportación en una plazo dado y en determinadas condiciones favorables al receptor de la ayuda. Por eso es “cooperación” y no es “negocio”, aunque conlleve obligaciones de devolución y/o de condicionalidad por parte del beneficiario. 

Todos los países practican esta modalidad de cooperación y cada cuál la construye dentro de sus estrategias de política internacional, de las que constituyen, indudablemente, una herramienta más. España, por ejemplo invirtió en este tipo de cooperación (bilateral reembolsable) más de 645 millones de euros, un nada despreciable 15% de toda la Ayuda Oficial al Desarrollo que aportó en 2011, a los que habría que sumar 1.267 millones de euros más que se destinaron a nutrir los programas de algunos Organismos Multilaterales de Cooperación, inversiones que también son condicionadas aunque, en este caso, de forma consensuada entre todos los donantes que participan en esos organismos de Naciones Unidas o de la Unión Europea.

En España, para seguir con el ejemplo, nadie plantea dudas ni sospechas sobre la cooperación que se gestiona de esta forma, ni se pone en solfa que, por ejemplo, colaborar en la construcción de un Hospital en Marruecos tenga la contrapartida por parte del gobierno de ese país de reforzar la vigilancia de sus costas a fin de controlar el éxodo irregular de personas hacia el nuestro. No entiendo por tanto que se pueda poner en duda que Venezuela practique ese mismo tipo de cooperación con Cuba, ni aunque el intercambio pudiera ser favorable, en términos de costes corrientes, para el segundo.

Uno de los países es rico en materias primas y el otro en capital humano, y cooperar (“operar con otro”) puede resultar algo óptimo para ambos, lo que no dudo que así sea.

En este caso y al protagonizar la colaboración dos países en desarrollo estos programas entran de lleno en lo que se ha venido en llamar en los últimos años “Cooperación Sur-Sur”, modalidad cuyo incremento en épocas recientes ha sido muy grande. Venezuela es un gran promotor de ayuda hacia otros países en desarrollo. Es el tercer donante de este tipo de cooperación entre los países del Sur (después de Arabia Saudí y China) con un desembolso anual próximo a los 2.500 millones de $ (datos de 2010), algo así como el 18% de toda la colaboración mundial que surge de países en desarrollo y se dirige a otros países en desarrollo.

Cuba es, técnicamente, otro país en desarrollo, aunque en el último Informe del PNUD sobre Desarrollo Humano figure en el número 51 del mundo, y ostente plaza dentro del grupo de países de “Alto Nivel de Desarrollo” (ver http://hdr.undp.org/es/informes/mundial/idh2011/). Esto lo consigue sobre todo a base de sus enormes logros en Salud y Educación. No sé si sabes que si elimináramos del cálculo del Índice de Desarrollo Humano el factor “renta”, es decir contando solamente con los niveles de salud y de educación, Cuba sería el país nº 26 del mundo en Desarrollo Humano, es decir, a la altura de Austria o Finlandia. En esa clasificación general del PNUD Venezuela ocupa el puesto 73 en Desarrollo Humano en el mundo, esto es 22 plazas por detrás de Cuba. Según este esquema y tras constatar este dato quizás debiéramos plantearnos quién es el donante de cooperación y quién el receptor. 

En todo caso la solución a este falso dilema reside en que, como te dije, en la cooperación bilateral lo que prima es la horizontalidad y el intercambio beneficioso para ambos.

En los últimos 40 años Cuba ha invertido fundamentalmente, como bien conoces, en formar a las personas. Desde ese punto de vista puede “exportar” a otros países que lo necesiten personas con conocimientos. Es lo que lleva haciendo desde hace años con todos los países en desarrollo. Trabajando en cooperación por todo el mundo cualquiera se puede quedar sorprendido al conocer a profesionales de la salud de países con muchos problemas, por ejemplo en Congo para hablarte de algo que a mí me ocurrió, que, en plena guerra civil, atienden a su población mientras contestan a tus preguntas, no en castellano, sino en “cubano auténtico”, que es una “lengua” mucho más cálida y reconfortante, como lo son todas las de nuestra querida América. Formar profesionales de otros países es algo que ha practicado Cuba desde el triunfo de la Revolución y para corroborarlo no tienes más que viajar por el mundo o visitar la Isla de la Juventud dónde vas a encontrar las escuelas en las que estudian los futuros profesionales del mundo en desarrollo. A partir del año 1.999 y tras el devastador paso del huracán Mitch por Centroamérica y el Caribe, esta realidad recibió un impulso muy notable al crearse en la provincia de La Habana la Escuela Latinoamericana de Medicina. En ella y como aportación de ese país al desarrollo de los pueblos hermanos de la región, se forman gratuitamente médicos entre los becarios procedentes de todos los países de América. 1.500 médicos se licencian todos los años en esa escuela, habiendo formado hasta 2.010 a más de 7.000 profesionales de la salud. La característica más notable de este gran proyecto de cooperación formativa es que se seleccionan a los estudiantes de entre las familias más modestas de toda América Latina (también de EEUU) asumiendo Cuba todos los gastos de formación y de estancia mientras dura la licenciatura.

Sin conocer a fondo la realidad venezolana (por ello leo tus crónicas y las ajustadas aportaciones de los lectores a las mismas) me apuntaría sin dudarlo a la opinión de Edgar Marcano cuando afirma que sin este sistema de cooperación bilateral en salud Cuba/Venezuela que es el Proyecto “Barrio Adentro” muchos venezolanos continuarían en situación de exclusión de toda atención de salud y miles de profesionales de los estratos más humildes de aquél país no hubieran podido formarse para brindar atención de calidad a sus conciudadanos. Aquí como allá, no lo olvidemos, el objetivo más importante es garantizar el derecho a la salud de todos los seres humanos. Para ello y para disminuir las intolerables desigualdades sociales en salud, el Programa “Barrio Adentro” y la cooperación bilateral Cuba/Venezuela, con todos sus aspectos mejorables que tú apuntas y otros lectores resaltan, han resultado y resultan experiencias decisivas para la población más desfavorecida de ese maravilloso país que tu, recientemente, has visitado.

Recibe un saludo,



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