(Fotografía de Uri Vagham, La Habana, 2003)

martes, 21 de mayo de 2013

Al fín lo tengo claro: Obama es el cura de la guitarrita



El día 3 de Mayo de 2013 y durante una visita oficial a México, el Presidente de EEUU,  B. Hussein Obama realizó unas declaraciones intolerables poniendo en duda los resultados oficiales de las elecciones presidenciales de Venezuela del 14 de Abril y arremetiendo contra ese país en el mismo tono imperialista y fascistón que han empleado todos los  emperadores yankees que le han precedido para referirse a “ese patio trasero” que creen sigue siendo América Latina y el Caribe. Pero se equivoca porque ya no lo es.

Y que descubramos por sus obras que es el presidente imperialista y fascistón que siempre hemos sospechado,  me ayuda aquí a desarrollar brevemente mi teoría, con la que quiero hacer reflexionar a muchos/as  buenos/as amigos/as que, ingenuamente, consideraron alguna vez que este Obama era otra cosa.

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Porque otro buen amigo, menos ingenuo, defiende siempre la idea de que lo mejor es que las cosas se manifiesten como son en realidad, por lo que y por poner un ejemplo, considera que  lo ideal es que los curas lleven sotana hasta debajo de los tobillos y los cabrones,  pintas coloradas. Según su manera de ver cuando cambian el hato sin duda quieren engañar, confundir al ingenuo, con la intención de penetrarle cuál caballo troyano y acabar con él sin que ofrezca la natural resistencia que debe plantear el que sabe qué tipo de enemigo tiene enfrente.

Desde este interesante planteamiento es preferible un Bush hijo con su repugnante olor a azufre y sus pintas rojas  a este Hussein Obama que va de progre, de demócrata y de moderno,  prometiendo, o aparentando que lo hace,  un cambio de políticas en su propio país y hacia los demás, colgando, en fin, de esta manera  la sotana rancia de cura viejo y el rosario de madera de rosal para cambiarlas por los pantalones de campana y la guitarrita. Siendo falsas sus promesas de esa forma  alcanza los torpes corazones y las necias voluntades de muchos bienintencionados crédulos y tontorrones. Porque una vez que les ha convencido es capaz de decir las barbaridades que, por pudor o por decencia si es que la tuviesen, ningún otro se atrevería a formular. Y ese es el daño más mortífero de este pastor teatrero.

Por ejemplo, ¿qué Presidente de EEUU se hubiera atrevido a hablarle a otros de Derechos Humanos sin cerrar antes el centro internacional de tortura de la Base Militar de Guantánamo? ¿Se imaginan a Bush hijo en ese trance? Por supuesto que no: a ese  le ves la sotana y ya sabes quién va debajo. Al otro le ves el ukelele  y te despista.

Otro ejemplo,  ¿qué Presidente de EEUU se hubiera atrevido a insinuar que las elecciones no han sido limpias en algún país, sin caérsele la cara de vergüenza al recordar toda la tradición de golpes de estado y subversión contra procesos democráticos que ha impulsado EEUU en el continente desde que se tiene memoria? ¿Se imaginan a Reagan dudando del resultado de las elecciones de cualquier país mientras ponía y quitaba a su antojo gobiernos democráticos a base de golpe militar cuando quien ganaba no le gustaba? (*) O sea lo mismo que hace o intenta, con más desparpajo y bastante más geta, este capellán falsario cuando puede (Venezuela 2002, Honduras 2009, Ecuador 2010) aunque con éxito desigual. Sus antecesores tenían más tino, eso es cierto (Chile 1973, Argentina 1976, Granada 1983) pero llevar la bandurria en una mano y el palo en la otra da el juego que da. Incluso cuando no puede evitar que le veamos del todo el plumero y hasta el plumaje de embustero.  A este prócer  con disfraz de yeyé habría que recordarle que él ganó las últimas elecciones en su país con un 51% de los votos populares, y que cuando ha habido de verdad dudas sobre un fraude electoral, como en México en 2012 en donde el candidato izquierdista AMLO denunció con pruebas (con pruebas, sí, porque… ¿alguien ha visto las pruebas de Capriles?... No, claro, porque no tiene ninguna) (**) un fraude que afectaba a más de 260.000 papeletas, (http://www.taringa.net/posts/info/15136575/Fraude-Electoral-Mexico-2012.html)  este eclesiástico gringo no hizo ninguna declaración dudando de los resultados que daban victoriosos a los suyos (ah!, sí, ¡a los suyos!, claro). Un buen Presidente de los EEUU, con sus lunares colorados bien grandes, no tendría la cara de insinuar fraude electoral en un país  como Venezuela donde los controles antifraude son obsesivos por lo exhaustivos (http://spanish.peopledaily.com.cn/31617/8251905.html),  donde se han celebrado los comicios con una inmensa presencia de observadores internacionales, incluidos los del Centro Carter de EEUU y donde la totalidad de las actas de las mesas han sido firmadas por los delegados de la oposición.  Si no fuera por la mandolina que forma parte de su disfraz no habría tenido la cara dura de hablar como lo hace sin referirse a que antes de Chávez, cuando gobernaban los de Capriles, o sea los suyos, más del 50% de los pobres de Venezuela no podía votar porque ni siquiera estaba censado . ¡Eso sí que era fraude! Y entonces, dónde estaba este presbítero mulato  que no se echaba las manos a la cabeza por este escándalo antidemocrático. ¿Por qué nunca le vimos rasgándose las vestiduras por la conculcación de la democracia en Venezuela? ¡Ya!

La última bazofia a la que quiero referirme en relación a este clérigo defraudador  y a sus declaraciones, es su alusión, que sonaba a velada amenaza, a la violencia desatada en aquél país tras las elecciones, echándole  la culpa de ellas al gobierno venezolano.  Nixon que hizo lo mismo que él, e intentó desestabilizar media América cuando la gente se empeñaba en no votar a los suyos,  nunca lo hubiera dicho por temor a que se le cayera la cara del pasmo colectivo que iba a provocar. Obama, este párroco con cara de santurrón y manos de pederasta, no le teme a eso. Porque con sus  tapujos baratos pero efectistas  cree que nadie se da cuenta de que esa violencia la han provocado los suyos, seguramente financiados y guiados por él mismo, como lo demuestra el hecho incontestable de que los 11 muertos ocurridos en aquél país durante el estallido de violencia provocada por la llamada de Capriles a la revuelta eran todos militantes o simpatizantes del partido de Maduro.
Páter, oiga, dígame usted de qué violencia me habla, páter, que no le entiendo.

Bueno, la verdad es que a este abate del requinto canalla y las peores intenciones le gustaría que no le entendiéramos nadie.

Pero como cada vez le conocemos mejor le vamos entendiendo bien clarito.  Porque debajo del cleriman de diseño se le ve la sotana decimonónica. Y si escarbas un poco, hasta las pintas colorás.

M. de Girón (88/89)  
(colaboración especial para para “el que no tiene de congo”)


Pdata.- Si no las conoces no dejes de leer la contestación oficial del gobierno venezolano a las insidias del impostor yankee. Son una auténtica pieza de literatura política ajustada,  certera y refinada:

(*) Es conocido el hecho de que en EEUU nunca ha habido un golpe militar, seguramente porque en EEUU no hay Embajada de EEUU, que es donde se preparan, coordinan y fraguan estos crímenes en el continente americano y en los demás continentes.

(**) Esa afirmación no es del todo cierta. C. Radonsky tuvo una prueba, o él pensó que la tenía y la aireó para bochorno de propios y extraños, durante la noche electoral. Afirmó que en una localidad se habían registrado más votantes que personas censadas. Pero lo que ocurrió en realidad es que el ínclito líder de la oposición venezolana había contado los votos emitidos en las dos mesas con que contaba la localidad mientras manejaba el número de votantes adscritos a una sola. Si se hubieran anulado las elecciones en ese lugar se hubiera incrementado más la  merma para Radonsky, porque precisamente allí él había ganado. ¡Será patán!

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