(Fotografía de Uri Vagham, La Habana, 2003)

miércoles, 4 de junio de 2014

Carta a la Alta Comisionada de las NNUU para los DDHH sobre su posicionamiento en relación a Venezuela


No es Venezuela, es España, que todavía tiene Rey, aunque no tenga la atención de la Alta Comisionada. Esa, su atención, se le dedica toidita toda a Venezuela.  Pues no faltaba más. Es lo que le mandan.

Estimada Sra:

Leo en su página web las declaraciones que, sobre la violencia en Venezuela, ha realizado el día 9 de Mayo de los corrientes http://www.un.org/spanish/News/story.asp?NewsID=29413#.U38SbdJdWHM

El mismo día en que se publicaba dicha queja, en España, la policía irrumpía en la Universidad Complutense de Madrid para disolver una concentración pacífica de estudiantes que protestaban por las intolerables políticas de recortes de recursos públicos que aplica el  gobierno a la universidad y al resto del sistema educativo, tantos y tan graves que el derecho a la educación, en ese país, es en la actualidad muy difícil de alcanzar para la mayoría más humilde de la población. Durante la intervención policial varios estudiantes resultaron heridos y varias decenas detenidos. Pocos días antes dos personas murieron en Barcelona mientras eran detenidos por la policía de Catalunya  y otros manifestantes perdieron un ojo, uno, y un testículo, otro, por el disparo indiscriminado de “pelotas de goma” que efectuó  la policía en otras manifestaciones pacíficas de ciudadanos. Semanas antes, por fin y para concluir este breve relato que podría extender hasta la extenuidad, 15 inmigrantes que pretendían entrar irregularmente en España a través de la frontera de Melilla murieron tras la actuación de la policía española al disparar su material anti-disturbios contra ellos mientras se encontraban, indefensos, en el mar nadando hacia la orilla. De todas estas noticias le puedo enviar las reseñas de la abundante información publicada, si le pareciera conveniente.
Cuando leí su declaración sobre la actuación de la policía venezolana contra los manifestantes de aquél país, no dudé que si continuaba leyendo en esa misma página encontraría también sus justos reproches sobre la actuación de la policía española y sobre la política represora de las manifestaciones públicas que aplica en la actualidad el gobierno de dicho país. Sorprendentemente no los he encontrado.
Por lo cual solo puedo pensar que está usted mucho más preocupada por los derechos humanos de los venezolanos que de los españoles, a los que nos discrimina en sus justos pronunciamientos. Lo que se compadece mal con la ecuanimidad y objetividad con que debe conducirse una persona que ostenta la representación que usted asume.
Porque de ahí a pensar que usted utiliza su cargo para atacar a gobiernos que no le gustan, haciendo “ la vista gorda", como decimos aquí, ante actuaciones censurables de gobiernos que son de su agrado, va un paso. Un paso nefasto, si usted me permite,  porque en tal caso no nos quedaría más remedido que reconocer que a usted no le preocupan los DDHH sino utilizar su cargo, fraudulentamente, para hacer “su” política.
Y,  sinceramente, su política y las ideas que usted tenga, nos parecerán muy respetables, no lo dude, pero no nos importan lo más mínimo.
Nos importa, eso sí, que haga usted bien y justamente su trabajo y  trate, en una materia tan sensible como la que usted maneja, a todos los gobiernos por igual.
Lo que, lamento decirle,  brilla por su ausencia en sus actuaciones y pronunciamientos.
Atentamente,

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