Le agradezco el interés que se ha tomado por la humilde misiva que le dirigí en fechas previas y que figura más abajo. Deduzco lo del interés porque me he sentido aludido por usted ayer, mientras me afeitaba (no crea que es falta de respeto, se trata de lo que suelo hacer mientras le escucho) cuando en su programa manifestó que "es verdad que en algunos países con determinadas políticas se consiguen cosas pero ¿de la libertad de expresión, qué?" Como he sentido que esa pregunta me la hacía a mí aunque sin nombrarme, paso a contestarle.
Es cierto que en Cuba no hay libertad de expresión. No lo voy a negar. PERO AQUÍ TAMPOCO. En mi carta de hace unos días le daba pruebas de ello: usted y la Sra. Sánchez se dirigen con sus ideas, planteamientos y maneras de ver la vida a millones de personas todos los días, mientras que yo, con ideas y planteamientos tan respetables como los suyos y en mi caso, además, apoyados por la contundencia de los datos objetivos de prestigiosas instituciones internacionales, apenas puedo aspirar a que mi voz llegue a unas cuantas decenas de personas. Y me pregunto yo: ¿puede existir auténtica libertad de expresión como fruto de esta desigualdad de oportunidades tan flagrante en que nos movemos ustedes y yo? Sin duda que no. Item más: ¿se cumple con el "sagrado" deber de informar a los oyentes cuando estos solo pueden escuchar a los que tienen determinadas ideas y no a los otros? Claro que no. ¿Acaso tenemos las mismas ocasiones de conformar la opinión pública sobre Cuba los que no profesamos "el pensamiento hegemónico" sobre aquél país o sobre lo que sea, que los propietarios de los medios de comunicación? Ya sabe usted que no. Así que aquí tampoco hay libertad de expresión, por lo que no debemos ir dando lecciones a nadie.
¿Más ejemplos? Mire, hace unas semanas un grupo de senadores, de la derecha, pidieron al gobierno de la nación que llevara a nivel de "cuasi" conflicto diplomático el caso del periodista de El Pais Mauricio Vicent cuya autorización para continuar trabajando en Cuba había caducado y las autoridades de aquél país no renovaron. Sobre las razones que pueda tener un país soberano, sometido además al acoso de la mayor y más agresiva potencia del mundo para actuar de esa forma no vamos a entrar. Valdría recordar que hace unos meses ese corresponsal difundió la falsa noticia de que un conocido disidente cubano había sido asesinado por la policía y que cuando se demostró que la causa de su muerte había sido una pancreatitis aguda ni siquiera desmintió su propia calumnia. Pero, como digo, voy más allá sobre la libertad de expresión aquí y allá y sobre el doble rasero. Pocos días después de esa petición senatorial, los representantes de ese mismo partido político en el Consejo de Administración de RTVE maniobraron con la intención de controlar los contenidos de la información que se da a los espectadores de los informativos, con el beneplácito de casi todos los demás partidos allí representados, aunque con algunas y honrosas excepciones. ¿Libertad de expresión me dice? ¿Aquí, me dice? Seguro que está pensando que esa maniobra se desbarató por la presión de profesionales y medios, pero también le digo que era la cuarta o quinta vez que lo intentaban y que por lo tanto acabarán consiguiéndolo. Porque está "en su ADN". Si no es mediante "el torpe choque de trenes" con que lo han intentado será con métodos más sibilinos. Ya me lo dirá. ¿Libertad de expresión me dice usted? ¿No se acuerda de Urdaci? ¿Acaso no pone usted Tele-Madrid o Canal Nou? Libertad de expresión: ¡ni en los medios de comunicación públicos!
Por lo tanto, estimado Sr. Lucas, lecciones de esto ni a Cuba ni a nadie. En un reciente Telediario de la noche, el del 25 de Septiembre de este año, coincidieron dos informaciones en el que dos grupos de personas diferentes y sin ninguna conexión entre ambos representaban con la misma farsa, la tergiversación más brutal de la realidad prostituyendo la palabra "libertad" al usarla para reclamar exactamente lo contrario de lo que significa. Le explico: por un lado se mostraba una manifestación de pro-taurinos barceloneses que protestaban contra la ley que impide las corridas de toros en aquélla comunidad autónoma al grito de ¡'libertad! Poco después se mostraban imágenes de "las damas de blanco" en La Habana gritando también la bella palabra. Me llamó la atención la coincidencia. Estará conmigo en que ni los unos ni las otras pedían libertad. Pedían libertad para ellos, pero desde luego ni unos pedían libertad para los toros ni otras para los cubanos. Ambos defendían, eso sí, la libertad de la zorra en el gallinero. Es decir, la de los torturadores para seguir torturando y la de los contrarevolucionarios, los imperialistas y la caverna terrorista de Miami para someter y explotar al pueblo cubano, como siempre hicieron.
No lo dude Sr. Lucas. Oí decir en cierta ocasión a la Profesora Ángeles Díez que no debemos perder demasiado tiempo ni energía en convencer de que están equivocados a los que emiten las conocidas mentiras sobre Cuba. En muchas ocasiones son ellos mismos quienes las fabrican. Se trata de la guerra mediática contra ese país que financia el gobierno de los Estados Unidos con muchos millones de dólares todos los años (ver las partidas del presupuesto del Gobierno federal de todos los años). Y quienes propalan esas falsedades conocen muy bien cuál es la verdad por lo que no es necesario insistir en mostrarles que están equivocados. Como quiera que estoy seguro de que usted en este tema actúa de buena fe y sin ánimo de engañar a sus oyentes he tenido a bien dedicar una parte de mi tiempo a mostrarle que existen otros puntos de vista diferentes a los suyos, a los de RNE y a los de la Sra. Sánchez que quizás mereciera la pena que le enseñara, también, a sus oyentes. Por la libertad de expresión, más que nada.
Atentamente,
M. Girón
1 comentario:
Te la comiste, caballo!
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